Uno de los pocos oasis que existe en el país ubicado a 5 km al oeste de la ciudad de Ica, de aguas color verde y también, tiene una mescla de dunas, palmeras, guarangos que sintonizan con todo el lugar. En el pasado, acudían los iqueños en procura de sus beneficios porque se le atribuían grandes propiedades curativas.
Su gran atractivo como paraíso natural, el cálido clima imperante todo el año y el poder curativo atribuido a sus aguas (antaño, ricas en sustancias sulfurosas y salinas) hicieron que Huacachina se convirtiera, alrededor de 1960, en uno de los más importantes y exclusivos balnearios peruanos de entonces. Se construyeron casas y hoteles, se levantó un hermoso malecón alrededor de la laguna, con barandas, alamedas y vestidores para bañistas. Incluso se asfaltó el camino que une a la laguna con la ciudad de Ica, al que se sembró de ficus, acacias y huarangos.