Desde épocas preincaicas, los baños termales eran frecuentados por la élite local por ser un lugar para aliviar el cuerpo y la mente gracias a las propiedades curativas de sus aguas. Esta tradición fue heredada por el inca Atahualpa, quien se desplazaba hacia las aguas termales de “Pultumarka” después de los enfrentamientos de combate. Hoy, estos baños son conocidos como los Baños del Inca, un balneario medicinal que atrae a miles de personas que buscan, en sus diversas pozas de aguas terapéuticas, alivio para el cuerpo, la mente y el espíritu.